jueves, 29 de enero de 2009

La relación entre formas económicas y formas políticas

(Para la materia de Juan Iñigo Carrera)

En principio tengo que admitir que semejante temática me supera ampliamente, por lo que la siguiente argumentación tratará de no ser más que una opinión bien fundamentada.

La relación social que es el capital rige en las sociedades capitalistas contemporáneas. Toda forma de capital es global en alguna instancia por lo que es difícil distinguir la existencia de capitales puramente nacionales y capitales extranjeros. Más aun, con la extensión de las nuevas tecnologías el capital que tendía a la mundialización ha sido catapultado hacia este proceso. En otras palabras, el capital no tiene patria. Sostengo esto porque creo que algunos autores han llamado “globalización financiera” es una ejemplo del correlato existente entre cambios económicos y cambios en la dominación política. Podemos tal vez dar por sentado que luego de un proceso de acumulación originaria y entrada en relaciones de producción capitalistas (liberación doble de la fuerza de trabajo) el capital da lugar a un proceso de desarrollo en extensión, expandiéndose todo lo que las condiciones estructurales de una sociedad se lo permiten y mercantilizando crecientemente nuevos valores de uso. Sostengo que cuando el capital choca con un límite tiene que destruirlo y sobrepasarlo, y este propio límite tiene que tanto con la forma de las relaciones de producción como con aspectos culturales de las distintas sociedades y sus instituciones. Es por ello que tiendo a pensar que la dimensión política (las instituciones, formas de gobierno, el autoritarismo) sufren cambios cuando el capital esta buscando nuevas formas de expansión y ellas están chocando contra él. Sin embargo, no creo que este enfrentamiento siempre termine en la derrota de los cuadros políticos de una burocracia estatal. En esto tiendo a pensar que existe cierta autonomía de la dimensión política para encauzar o modificar el proceso de acumulación del capital. Explico que esto es posible porque el estado no es el aparato de la burguesía atendido por sus propios dueños, sino que tiendo a suponer que es una cristalización de la lucha de clases que involucra también a agentes del movimiento obrero organizado y otras fracciones intra-clases en pugna.

Para explicar los cambios en el contenido de los gobierno democráticos desde 1983 (el traspaso de que los partidos políticos gobernantes encauzando mejoras para el campo popular a estos volviéndose dominación que permite una mayor extracción de plusvalía y generalización de la miseria entre los que venden su fuerza de trabajo), tiendo a pensar que ha habido un cambio de la fracción del capital dominante, pasando de estar instalada una pugna entre el capital industrial y el agrario a imponerse el capital financiero como hegemónico, proceso que condujo a un creciente endeudamiento externo privado que luego fue traspasado a las arcas públicas y a un crónico desequilibrio estructural pero no por la pugna antes mencionada sino por la dependencia del endeudamiento externo (proceso notable en los años ´90 cuya fuga estaría la crisis del 2001 pero que no habría concluido aún).



martes, 27 de enero de 2009

Responsabilidad en la sociedad moderna




Encontré dos ideas opuestas sobre cúal es el contenido de la responsabilidad en autoridades políticas y altas jerarquías gubernamentales de las sociedades modernas. Ambas tratan de dar una explicación al mismo fenómeno, y utilizan como ejemplo paradigmático al nazismo y sus inhumanos excesos de poder. No es de extrañar porque se trata de dos autores alemanes de postguerra, los dos exiliados y residentes en Estados Unidos, aunque con trasfondos políticos disímiles: Hannah Arendt, vinculada al liberlism o cierto conservadurismo, y Herbert Marcuse, ligado al marxismo y la teoría crítica.

La pregunta por la responsabilidad es más bien la pregunta por cómo piensa y como se relaciona con el mundo social que lo rodea alguien que decide alguna medida atroz o de lesa humanidad. Tomo este tipo de ejemplos porque son más claros para la discusión, aunque de fondo quiero discutir cual es la responsabilidad individual de cada acto aplicable a cada hombre que con su labor mantiene funcionando los engranajes de una sociedad estructuralmente injusta.

Los años cuarentas y cincuentas dieron luz a una inevitable y profundísima discusión sobre "la condición humana" y los límites del hacer humano. La razón histórica más evidente fue la aparición y caída de los regímens fascistas, así como la aparición la lucha entre comunismo y capitalismo, ambos instalados sobre enormes dispositivos de control y una férrea disciplina social. El totalitarismo stalinista y el macartismo estadounidense se complementaban para mantener sus sociedades bajo acontrol puertas adentro. La noción amenazante de un enemigo nuclear permitía cohesionar a la sociedad y exceder cualquier límite en la facultad del estado para hacer vivir y dejar morir. La pregunta entonces por cómo se toman las decisiones que dejan morir a miles de sujetos (el gulag, el campo de concentración, la guerra de vietnam y la represión anticomunista) dio luz a estas dos posiciones que antes mencionaba. Por un lado, la idea de que el mal es banal, rastreable en mucha literatura clásica, quedo plasmada en el escrito de H. Arendt sobre los juicios de Nurumberg "Eichmann en Jerúsalem". En este libro, la descripción de la personalidad y conducta de Eichmann durante el proceso que terminó en su ejecución conduce a Arendt a señalar que Eichmann no era un hombre profundamente demoníaco, sino profundamente estúpido, increíblemente banal, un hombre de una simpleza máquinal. El revuelo causado por este libro tuvo que ver con la interpretación erronea de que con este clase de visiones se desresponsabilizaba al asesino por su labor. Arendt buscó rapidamente difuminar estos dichos superficiales. La idea de que el mal puede ser banal busca explicar en profundidad la psicología de un moustruo de la humanidad no apartandolo de la humanidad y mostrando como la anomalía de su existencia se debe a una malformación craneana, sino como la mounstruosidad se debe a una lógica social superior a él mismo que se constituye como el totalitarismo: un aparato administrativamente caótico de opresión.

Por el lado de H. Marcuse, la idea de que el mal puede ser banal es considerada simplemente falsa. La maldad en las decisiones del alto mando tiene que ver con la permisibilidad de no sentir culpa ante una acción condenable. La noción de que en las sociedades modernas la posibilidad de ir encontra de lo afirmado, de lo que existe de hecho, o de ver la contradicción y la potencialidad, las va transformando en sociedades unidimensionales, tiene como corolario en el mundo político que esta misma práctica se vuelve crecientemente menos seria y crecientemente menos responsable. Entonces las faltas personales del alto mando o las atrocidades de la lucha de clases donde la clase dominante esta dispuesta a todo por aumentar la explotación o impedir el cambio, no son atribuibles a la persona, sino a la máquina. La acción es vil, pero la responsabilidad no puede recaer en el hombre, es facilmente lavable. Es el imperio de Poncio Pilatos. Dado que nadie opera la máquina, ya que funciona a pesar de los individuos y no a través de ellos, o por ellos, la responsabilidad de hace difusa, se difumina (En esto las posiciones encontradas tejen nexos que tienen que ver con lo evidente de la afirmación). La política se vuelve una charada, una máscara necesaria pero no creíble (incluso Marcuse arroja la idea de que esto puede ser visto en la participación política -ir a votar- a pesar de no creer en los anuncios que leemos en las calles, o dejarnos seducir por un símbolo a pesar del escepticismo que le guardamos, creer una promesa, una cartel, un "programa" por su belleza estética).

Una discusión interesante porque señala un tema interesante, actualizable y altamente sufrible.

lunes, 26 de enero de 2009

Sociología y Economía

Una idea muy cortita vinculando a estas dos áreas del conocimiento, separadas más por la institucionalización del conocimiento, de caracter diciplinaria, que por la naturaleza de su objeto: las relaciones sociales.

Estando absolutamente interesado en Economía, pienso que tal vez el problema de los desarrollos de la mayoría de las descripciones económicas es su concentración en el proceso productivo, y no en el tramo de la comercialización. Aquí los aportes de la sociología, sobre todo de P. Bourdieu, han permitido develar la dimensión que escapaba a aquel tipo de descripciones: la forma en que el consumo esta atravesado por la estructura de clases. Es sencillo suponer un hombre abstracto con pleno manejo de la información, plena libertad de elegir que consumir. La sencillez de este planteo proviene de que elige no preguntarse por el origen de esa supuesta elección y sus condicionantes. De esta renuencia proviene también su enorme limitación para describir efectivamente como funciona la sociedad, como se da el intercambio de bienes, cuantos pasos atraviesan este proceso, cuanto de "irracionalidad" existe en alguno de ellos, que tan alejada esta la sociedad del modelo abstracto de la ciencia. En esto, creo que hasta el mismísimo Marx hacía una suerte de vista gorda, cuando decía en la primera página de El Capital:

"La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran. La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema. Tampoco se trata aquí de cómo esa cosa satisface la necesidad humana: de si lo hace directamente, como medio de subsistencia, es decir, como objeto de disfrute, o a través de un rodeo, como medio de producción."


Este planteo inicial expresa exactamente lo que quiero decir al señalar que es la dimensión del consumo (del valor de uso) que escapa a planteos asentados sobre la dimensión de la producción, característicos de la conformación de la economía como campo autónomo de conocimiento, recorte fundamentalmente falso. Es esta carencia que cierto tipo de sociología logra suplir al comprender los condicionantes sociales, básicamente de clase o grupo (sea por nivel de ingresos, nivel educativo, localización geográfica, edad, historia colectiva, tradición cultural) en la esfera -analítica- del consumo. Buscar comprender la totalidad para poder comprender la parte es una enseñanza del mejor momento de la teoría social, y recuperar esa pretensión, me parece, significa fusionar estas dos dimensiones (la del valor de cambio y la del valor de uso) para comprender más acabadamente a las sociedades modernas.







jueves, 22 de enero de 2009

Fichado de Libro: La recepción de la escuela de Frankfurt

La idea del blog es hacer fichados de libros también. Yo los hago por mi cuenta, lo que voy a hacer es empezar a hacerlos públicos.

FICHA

Título: La recepción de la Escuela de Frankfurt.

Autores: Alain Blanc, Jean Marie Vincent (dir.). Escritores: Alain Blanc, Jean Marie Vincent, Pierre V. Zima, Henri Leroux, Ewa Bogalska Martin, Paul Laurent Assoun, Florent Gaudez, Giovanni Battista Clemente, Luis Castro Nogueira, Waldemar Czajkowski, Stelios Alexandropoulus, H. T. Wilson, Sonia Dayan-Herzbrun.

Año (1ra Edición): 2004.

Año (mi edición): 2006

Editorial: Nueva Visión (Buenos Aires)

Idioma: Español

Sinopsis e impresión general: Se trata de una recopilación de artículos consistentes en la descripción de las ideas de algunos autores de la escuela de Frankfurt (1ra Parte) y el desarrollo más o menos histórico de su recepción eventual en distintos países de Europa, para lo cual un autor especializado de cada país describe el contexto en que esta misma se dio en el propio. La primera parte presenta grandes diferencias entre enfoques de los autores, aunque no hay claras adherencias a ninguna escuela o modo de pensamiento (hermenéutica, marxismo). Las descripciones de "vinculaciones" teóricas existentes entre distintos autores (Foucault y Horkheimer; Adorno y Lyotard; Horkheimer y Habermas) son muchas. Permiten tener un panorama general de lo que la teoría crítica es (principio de no identidad, vinculación teória-praxis, relación con el trabajo empírico y de campo, crítica a la razón instrumental, a la técnica como ideología y a la sociedad de masas, noción del fascismo como antagónico de la libertad y vinculación general con la sociopsicología en trabajos específicos como "la personalidad autoritaria" o "studies on prejudice"). La calidad de los distintos artículos es desigual.

La segunda parte es una descripción más histórica, aunque no demasiado, de cómo se dio la recepción de la escuela en algunos países de Europa, con las coyunturas particulares de cada uno. Resaltan el trabajo de Giovanni Battista Clemente en Italia por la clara descripción que se da del contexto intelectual fuertemente marcado por el marxismo digerido y "domado" de B. Croce, la crítica gramsciana y la hegemonía del PC con su proa stalinista. Me pareció muy bueno ambos artículos sobre la recepción física e intelectual de los distintos autores franfortianos en los EE.UU. Su calidad esta dada porque permiten entender la vasta vinculación existente entre escuelas de pensamiento en vigencia o emergentes en esta época. Lo digo porque (así como en el libro de Martín Jay) los artículos desarrollan la relación EdF - Lazarfeld - Marie Jahoda - W. Mills (Riesman, Veblen) - así como otras relaciones más conflictivas o tangenciales (Bertold Brecht, Thomas Mann). La diferencia entre estas relaciones y las trazadas en los ensayos de las primera partes es que éstas efectivamente existieron, mientras que las otras son vinculaciones teóricas creadas por las mentes de los autores.

Impresión: Muy buena!!

Tiempo que tardé en leerlo: 20 Días.

Problema y Pseudo Problema (Parte II)

Para continuar el hilo, vale la pena hacer un racconto de la idea principal: hay problemas de investigación y pseudo problemas. El problema se interroga por alguna cualidad o relación existente en el mundo social, la describe, la interpreta, la explica o la comprende (la variedad terminológica es porque el término empleado conlleva un número de supuestos epistemológicos de fondo, pero que no hacen a la discusión que estamos teniendo. En otras palabras, creo que para cualquier enfoque sobre las ciencias sociales existe esta diferencia entre problema y pseudoproblema, aunque una afirmación así necesita más revisión).

Actualmente además de estudiarse este tipo de cuestiones, en ciencias sociales hay muchos fondos dedicados al estudio y desarrollo de interpretación y lecturas-resúmen u otro tipo de sinopsis sobre distintos teóricos de la teoría social o con ella lindantes. Pienso por ejemplo, en los UBACyT dedicados a Deleuze o a Nietzsche o a la Biopolítica o la Fenomenología. La producción resultante de estos grupos de trabajo son ponencias o artículos que giran alrededor de las ideas de un cierto autor y buscan vincularlas con las de otros autores o desarrollar aspectos inocuos de la misma teoría o corolarios que han escapado a otros lectores. Su modus operandi es básicamente leer y leer un autor y, combinándolo con lecturas previas realizadas por el lector-investigador, obtener un resultado "superador" o bien una ponencia resumen de un libro, una lectura digerida, compacta. Estos trabajos son resultados de "pseudoproblemas" donde la teoría no es un medio para la realidad sino que tiene status de base empírica: la propia teoría es un fin en si mismo porque es el objeto que se estudia como emanación del mundo social. En los peores trabajos de este estilo, la teoría tiene status propio y esta desvinculada del mundo, y en los mejores la teoría es una especie de epifenómeno de la realidad y el lector busca los síntomas de época de la que ésta adolece inevitablemente. Creo que con este ejemplo y descripción ya se ve claramente que es lo que yo considero un pseudoproblema: la investigación sobre trabajos previos cuyo objetivo es la descripción e interpretación de ese mismo trabajo, es decir, de las ideas de un autor, y tal vez, su vinculación con la de otros autores.

Ahora bien, traté de no ser peyorativo en mi descripción porque creo que el pseudoproblema no es una paria de las ciencias sociales sino que es una forma mediante la cual la lectura de los miles y miles de libros e investigaciones, trabajos filosóficos, artículos y otros modos de presentación del mundo social se hace posible. La posibilidad de un ser humano para digerir la enorme producción de las ciencias sociales se hace con el correr del tiempo crecientemente imposible. Es cierto, ya en el siglo XX difícilmente un autor podría haber leído todo y sabido todo. Ya en el V debía de ser así. Esa pretensión es más bien absurda. Pero las posibilidades de leer coherentemente algo se hacen más complejas: por ejemplo, estudiar seriamente el marxismo ha de tomarnos años al menos, sino toda una vida. Entonces los resultantes de este trabajo de digestión aportan porque facilitan la difusión de campos del conocimiento en ciencias sociales.

Sin embargo, existe, a mi parecer, una distorsión maligna en este tipo de producción, que se da cuando el único trabajo del lector constituye en retomar autores ignorados por el canon bestial y maquiavélico, y arrojarlos a la academia como diciendo "mirén, se olvidaron de este". En algún sentido es esa una tarea noble en la medida en que no constituya un fin en si mismo. En otras palabras, retomamos a tal autor porque tal autor tenía ALGO que decir sobre el mundo social, que nos permite explicar algo que no estamos pudiendo explicar, o criticar la forma en que lo explicamos o interpretamos. Entonces ese aporte se constituye como un valor inapreciable para la construcción de conocimiento teórico y no solo una herramienta de sustento material (salarial) para jóvenes investigadores que buscan ingresar al campo, con el único objetivo de mantener las relaciones existentes pero con ellos ya encumbrados. El mensaje de fondo que quiero trasmitir es la necesidad de volver al espíritu positivista de voluntad de descripción del mundo social y creencia en la capacidad de la ciencia social para hacerlo, dejando de lado los aspectos más temibles de la mezquindad salarial, que se constituyen no como producción teórica del conocimiento sobre el mundo social, sino como reproducción material del pseudoconocedor.

lunes, 19 de enero de 2009

Teoría Social e Investigación: Problemas y Pseudo Problemas (Parte I)

Estuve madurando ultimamente algunas reflexiones en torno a los problemas de investigación en ciencias sociales. Mucho tiene que ver con mi interés en realizar efectivamente investigación, y las posibilidades que ese mundo brinda hoy en día a los nuevos interesados. Así que aquí traigo una tipología muy rudimentaria de lo que, a mi parecer, es un problema sociológico y lo que es en realidad un pseudo problema. La exposición es deudora de un número de epistemólogos o sociólogos de la ciencia, que apareceran en al medida en que sea muy necesario, y también tal vez de los discipulos de P. Bourdieu que seguían su distinción entre sociólogo o economista e ingeniero social, que cumplia una tarea técnica en función de la acumulación.


El siguiente planteo es más bien sencillo: Existen problemas de investigación en sociología. Estos problemas requieren de una cierta teoría no para ser explicados o "iluminados" sino simplemente para ser señalados. En investigación social hay siempre una sobredeterminación teórica, pero no en el sentido de que la teoría daña el mundo objetivo al distorsionarlo, sino en el innegable argumento de que para hablar del mundo social necesariamente se requieren conceptos, y esos mismos conceptos son la única mediación posible para "reconstruirlo". Siendo ellos el puente (en el sentido estricamente metafórico), no se puede conocer aquel sin atravezar su mediación.

Ahora bien, para que haya investigación tiene que haber problemas. El desarrollo de un problema es un paso necesario y básico para conducir una investigación. El problema esta conformado por preguntas y estas preguntas interrelacionan conceptos. Felizmente, estos conceptos podrían ser operacionalizados y transformados en variables de distinta índole que nos permitan describir el mundo social. ¿Esto significa que no existe articulación entre la investigación social y la filosofía, una visión "más abstracta" del mundo? Definitivamente no. Al señalar que el problema existe sólo gracias a que existe la teoría quiero dejar bien en claro que es ese campo en el cual la filosofía o la teoría social abreva. Y para no decirlo a medias tintas, se vuelve fundamental, ya que su uso es innevitable, indiferentemente si el investigador le reconozco ese rol o no. Todos teorízamos al reconstruir el mundo social, tratemos de utilizar una metodología científica o no. ¿Esto significa que un ensayo de teoría social no es científico? Y eso depende de como uno conciba a "lo científico". Michel Foucault se reía de lo que trataban de legitimar su discurso con el epítome de "ciencia" como si fuera un conocimiento superior de la política de la verdad. Esta enorme discusión la dejo de lado, aunque me fascina, por no venir al caso.

Decía entonces que existen problemas de investigación. Me parece que para construir efectivamente un problema tenemos que preguntarnos sobre el estado de algún tipo de relación social existente, sin importar su nivel de abstracción. Entonces si nos interrogamos sobre la relación de los jóvenes del GBA con el primer empleo, las relaciones familiares dentro de la gran burguesía argentina, la relación entre la inmigración y la xenofobia, la relación entre la vida en las grandes urbes y la muerte, étc, estamos preguntandonos por relaciones sociales descriptas parcialmente a través de conceptos. La lista podría ser enorme, incluyendo variables espaciotemporales de todo tipo (localidad, etapas de la vida, años, etapas del proceso productivo), que por lo demás se hacen inevitables pues la sociología ha renunciado -felizmente y a pesar de algunos intentos seductores- ya años atrás a la pretensión de hayar verdades universales aplicables a cada momento y sociedad. Lo que escapa en alguna medida este contexto es un concepto, que con el debido cuidado puede ser aplicado. En esto me parece fundamentalmente inevitable la concepción de la caja de herramientas, porque su uso esta vinculado también a como se construye ciencia en todo ámbito de la misma.

Hasta aquí, lo que es un problema para mí. La próxima entrega consistirá en lo que es un pseudoproblema.

domingo, 18 de enero de 2009

Le medimos su soberanía (La falacia relacional en el índice del Riesgo País)


Celso Furtado indicaba en un artículo de 1968 llamado “La concentración del poder económico en los Estados Unidos y sus reflejos en América Latina” que lo que marcaba a las economías latinoamericanas era que su centro decisional no se encontraba en el país sobre el cual se tomaban decisiones de inversión que afectaban al crecimiento económico. Aun sin llamarlo así, la dependencia es este vinculo establecido entre un centro de decisión sin residencia, o con residencia en un país central, permite evaluar la utilización más racional de recursos financieros. La resultante del proceso de concentración e integración de postguerra son estos conglomerados gigantescos con una enorme capacidad financiera, que requieren evaluar rápidamente inversiones a nivel global, optando entre colocaciones en un país o en otro dependiendo de la tasa de retorno que estas otorguen.

En esta ocasión nos gustaría explorar que hay detrás –un detrás sociológico- del indicador mas resonante de las consultoras de riesgo de inversión a nivel mundial. Se trata del aclamado Riesgo País.

El índice del Riesgo País se popularizó en Argentina en los meses previos a la crisis social del 2001. En realidad, cuando se hablaba públicamente del Riesgo País, se estaba difundiendo lo que técnicamente se conoce como Emerging Markets Bond Index Plus (EMBI+) que busca, nuevamente en términos técnicos, medir el riesgo de adquirir bonos de deuda publica de un estado determinado. Mientras que en Argentina los diarios y medios de difusión a las masas mostraban diariamente el progreso del EMBI+, los escritos técnicos de economistas del CEMA y otros núcleos de pensamiento neoclásico mantenían la creencia de que no se puede evaluar el índice en su desempeño en un solo país, sino que el procedimiento correcto es comparar entre los países de la región. Se planteaba una mirada desde el punto de vista del inversor con opciones a nivel global (como no puede ser de otra forma dentro de este paradigma, la mirada de la economía al servicio de la acumulación de capital). Esto no es de ninguna manera sorprendente, ya que quién hace el cálculo del riesgo país es un banco de inversión, siendo entre estos la más popular la antigua financiera J. P. Morgan. El Riesgo País puede ser y es calculado por un número de bancos y financieras con portafolio de inversores, las cuales en su enorme mayoría pertenecen a conglomerados con sede en Estados Unidos. Los cálculos del este indicador son distintos para cada entidad aunque coinciden en involucrar un número de dimensiones similares.

A nivel teórico se trata de un índice, compuesto por indicadores dentro de dimensiones determinadas. El procedimiento regular para la construcción de un índice sociológico –explicaremos que no puede ser comprendido de otra forma por la calidad de las dimensiones que involucra- es partir desde un concepto general (en este caso “Soberanía”), obtener de él dimensiones que lo compongan (en este caso, el riesgo país involucra una dimensión Financiera, una dimensión Económica y una dimensión Política). Para cada una de estas dimensiones se desarrollan un número de indicadores que son luego ponderados para obtener el índice final. El índice es básicamente útil para una inversora financiera privada y al estar calculado por ellas mismas, la publicidad de las ponderaciones y los factores intervinientes queda a criterio de la entidad.

Técnicamente, el elemento popularizado del Riesgo País es una cociente entre la tasa de retorno que otorgan los bonos de deuda pública del tesoro estadounidense a 30 años y los bonos de deuda pública de un mercado “emergente” (en denominado EMBI+). El EMBI esta dentro del cálculo del Riesgo País como un indicador clave, por su publicación cotidiana y por su carácter matemático explicado al comienzo del párrafo. Como indicador, el EMBI esta basado en el siguiente razonamiento: las inversiones de menor riesgo tienen menores tasas de retorno, mientras que a medida que incrementa el riesgo de cesación de pago de una deuda hay mayor retorno. Bajo este razonamiento, la diferencia entre los bonos públicos estadounidenses, considerados los más seguros del mundo, y los bonos públicos de los mercados “emergentes” entrega un total de puntos básicos, que multiplicados por cien nos indican el EMBI de un país. Al ser comparado con otro tenemos una idea del riesgo. El EMBI luego se introduce en una ponderación que lo hará pesar más o menos y el resultado es el riesgo soberano.

Luego de este desarrollo necesario, la pregunta que realmente nos parece importante es ¿Qué permite a un diario publicar un índice de inversión privado cómo información pertinente? ¿Porqué hay interés en este índice? Sabiendo que el índice de riesgo país es considerado “índice de soberanía” en los Estados Unidos ¿Cómo se matematíza la soberanía de un país? ¿Cómo se legitima el uso de un índice de estas características?

En términos de capitalismo global, el riesgo país y los cálculos de índices de deuda pública aparecen bajo la concepción de mercado emergente popularizada en los años ´80. El mercado emergente es un país que comienza a abrirse o se abre absolutamente a la colocación financiera. Son estados en necesidad, por distintas coyunturas, de recibir préstamos o de convalidad préstamos realizados a entidad privadas residentes, y se presentan como garantes más o menos sólidos, aceptando muchas veces un número de condiciones para cumplir ese papel. El fenómeno no es nuevo para el capitalismo, pero su difusión inaudita en aquellos años tiene que ver con un nuevo tenor del capitalismo mundial globalizado, que involucra el aceleramiento de los tiempos económicos, si bien no de las interrelaciones entre países, que por supuesto ya existían y son conceptualizadas de distinta manera por la economía como disciplina desde prácticamente su nacimiento. El riesgo país y los cálculos de los índices de soberanía son entonces una manifestación más de esta necesidad de información, pero también funcionan como dispositivos de control: las financieras trabajan por supuesto bajo un paradigma neoclásico de cómo deber actuar un país determinado para ser garante seguro de la deuda, garantía que va mucho más allá de la liquidez o posibilidad de afrontar los pagos de la deuda, y que involucra el “tenor político” de los distintos países. El índice en todo tiempo actúa como un termómetro que mide “sensaciones térmicas” de los grandes capitales sobre los países en los que se invierte. Las comparaciones, defendidas por algunos economistas como necesarias para entender el desempeño de un país, se realizan desde esta visión de portafolio de inversión, y su objetivo es que el gobierno residente piense como el capitalista extranjero con opción de rápido translado de sus inversiones (el supuesto ortodoxo de movilidad máxima de capital). La comparación entonces es según el punto de vista del agente inversor, pero de ninguna forma de carácter económico real, sino que esconde relaciones efectivamente existentes entre economías regionales.

Es curioso ver la disputa técnica que conducen ciertos economistas por el uso de este indicador. Reiteradamente se sostiene que el nivel alto del índice es un buen indicador de posibilidad de cesación de pagos y de crisis financiera. Sin embargo, el buen desempeño del índice (implica que el país se haya vuelto “más soberano”), no habla ni del desarrollo del país ni de su crecimiento, sino de su solidez o empeño en afrontar los vencimientos de los bonos de deuda. Como dijimos, la idea de fondo es establecer comparaciones entre países como si hubiese un normalizador en la ecuación de índice que permitiera simplificar todas las relaciones económicas entre los distintos países y lo que afecta a sus determinados contextos coyunturales. Esta lógica de manejo del índice es justificable para un inversor, pero difícilmente pueda ser utilizable por un estudioso de la realidad social y política de un país, para defenderla como más o menos sólida que la de otro. Este presentar una “no relación”, o una relación establecida por el intérprete, oculta o solaya las relaciones que se dan en el mundo real, en el caso de los países que reciben dicho diagnóstico, relaciones de dependencia, interrelaciones comerciales y políticas entre países de una región, presiones desde unos países hacía otros, diplomacia, etc. Las críticas entonces a su uso privado, no tienen lugar: responden a la dinámica del capitalismo contemporáneo, de globalización financiera y deben ser tomados como una manifestación de cómo el mundo opera actualmente. Sin embargo, su factibilidad “científica” es cuestionable en la medida en que es defendido como un índice científico en la esfera pública. Entonces las críticas al uso público deben ser sólidas, porque detrás de este se encuentran los hilos del poder.

La conceptualización de países emergentes involucra a dos regiones en las que esta subdividido el riesgo país. La primera latinoamericana (Ecuador, Brasil, Colombia, Panamá, México, Venezuela, Perú y Argentina); y una no latinoamericana (Morocco, Bulgaria, Nigeria, Polonia, Filipinas, Rusia y Corea del Sur). En America Latina se trata de un período de dictaduras militares donde el capital financiero instala su dominio sobre fracciones del capital productivo, y la burguesía se internacionaliza, profundizando el proceso que Furtado describe para la década del 70. En el caso de argentina (1981) la nacionalización de la deuda privada en las antípodas de la dictadura que involucra al entonces presidente del BCRA Domingo Cavallo es el primer pico de riesgo país registrado. La crisis en ciernes de los bancos estadounidenses impulsa la utilidad de una herramienta utilizada para asesorar a los capitales golondrinas, con gran liquidez y capacidad de viajar de una región a otra en cuestión de días, permitiendo esta comparación entre países abiertos al capital financiero.

La publicidad que se le dio a este indicador durante los meses previos a la crisis no tiene relación alguna con el conocimiento real de cómo este actúa. Tal vez actuó más bien, y en esto algo de razón tienen los economistas que desarrollan teorías vinculadas a las expectativas, como una legitimación a que todo marchaba mal y se venia el desmadre. Y más probablemente como un impulso de los medios de comunicación para condicionar las expectativas sobre el gobierno derechista de Fernando De la Rúa. El carácter matemático del EMBI+ y el discurso pretendidamente aséptico de los economistas neoclásicos permitieron recubrir a esos números con significado nebuloso de un manto cientificista, de frialdad matemática. El vicio en el que cae la economía neoclásica, cuestionado en todos sus frentes, pero arraigada aun en nuestras universidades debido a su respaldo y poder económico y político, fue endiosado por los medios, ocultando su carácter protosociológico. Nuevamente quienes tienen el poder pueden escribir la historia, y en una suerte de profecía autocumplida uno puede leer las apariciones casi diarias de este indicador en los medios como una evidencia de la razón que tenían quienes los calculaban. Pero esto genera algunos problemas cuando vamos a la realidad económica del periodo, y analizamos como las tasas de retornos de las empresas de servicios privatizadas, y las grandes transnacionales se mantenían constantes a lo largo de la crisis.

Hoy en día el riesgo país sigue cubierto de un velo místico, que permite a su aparición regular en titulares. En parte se ha consolidado como estrategia de dominación, al instalarse en la agenda del gobierno como indicador susceptible, al que hay que estar atento, lo que conduce a una mayor atención a otros indicadores antes “invisibles”, como el de deuda pública de la Standard&Poor, consultora que es parte de un conglomerado estadounidense que actúa en medios de difusión (televisión, revistas), en construcción y energía entre otros. El análisis serio de estos indicadores permitirá develar que se encuentra detrás de ellos y lanzar luz a los nuevos mecanismos de dominación dentro de la etapa contemporánea del capitalismo mundial.

sábado, 17 de enero de 2009

Sobre escuelas de liderazgo, cursos, libros y la profesionalización del saber no sistemático

Existe un saber popular heredado de las generaciones anteriores que sostiene que mediante el estudio se logra "progresar" en la vida: obtener mejores oportunidades laborales, mejores sueldos, mayores perspectivas, lo que los técnicos del mercado de trabajo llaman "posicionarse mejor".

No quiero discutir acá hasta que punto ese saber común legitimado se muestra verdadero al momento de ir a buscar trabajo. Aunque sería interesante, me excede un poco decir cuantos de los jóvenes que estan empezando a trabajar realmente lo creen, a pesar de que se lo han inculcado. Las estadísticas del último censo nacional nos dicen que sólo en el GBA existen 450 mil jóvenes que no estudian ni trabajan. Entonces algo debe estar fallando dentro tanto del mundo imaginario sobre el cual se erige ese saber popular como también dentro de su aceptación por grandes cantidades de estos jóvenes. Dejo ese cabo suelo y voy a lo que me interesa.

Hemos visto en los últimos años, tal vez a nivel mundial, una proliferación fantástica del negocio de la autoayuda: existen acutalmente libros, programas, cursos sobre autoayuda, liderazgo, motivación, "las claves del éxito", "las 7 claves para hacerse rico", étc. Los manuales y cursos para la autoayuda, de los cuales considero que los libros sobre liderazgo empresarial forman parte, resultaron ser una moda que existe y permanece. Es probable que el perfil de público al que apuntan estos tantos libros y talleres sea variado (jóvenes profesionales -contadores, administradores, actuarios, abogados, trabajadores que aspiran a ascender en la escala salarial y social, habitantes de las urbes), pero creo que de fondo existe una lógica que impera en otras esferas del capitalismo. Sabemos que el capitalismo opera mercantilizando crecientemente todo tipo de objetos sin hacer diferencia de naturaleza. Así también, mercantiliza conociemientos especializados que surgen el proceso productivo. Evidentemente el liderazgo empresarial logró hacerse un espacio para ser comercializado y fue eficientemente explotado. Existe entonces una dimensión de diciplinamiento que es evidente, la diciplina se ejerce como dominación cuando el dominado acepta el mandato como si fuera propio ("si, yo quiero ser el mejor teamleader"). Lo que me llama la atención es la sistematización de un conocimiento intuitivo: como lograr llevarse bien con la gente, motivar, ser sociable, ser -esa palabra tan bonita- "proactivo". Los terciarios de telemarketing, de comercialización, de venta, la enseñanza de un conocimiento de oficio pero de naturaleza intelectual ¿Están funcionando como nuevos mecanismos de cierre social? ¿Cómo logran ser redituables? ¿Qué clientela los consume y con que esperanzas?

Dudas.